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Amputación de un pie, abrió la mente de Yao como campeona de vida

Yaotzaneth tenía 20 años cuando iba a la escuela y un autobús la atropelló, ocasionándole fracturas desde los pies hasta la cabeza. Hoy es atleta paralímpica mexicana, maestra y actriz de doblaje. Un ejemplo para el mundo entero.

Yaotzaneth tenía 20 años cuando iba a la escuela y un autobús la atropelló, ocasionándole fracturas desde los pies hasta la cabeza. Hoy es atleta paralímpica mexicana, maestra y actriz de doblaje. Un ejemplo para el mundo entero.

Yao, joven inquieta y amante de los deportes, se enfrentó al dolor, a la inmovilidad debido a fracturas en diversas partes del cuerpo. Durante un año probó con tratamientos médicos para intentar salvar su extremidad inferior izquierda.

“Tuve injertos, colgajos, cirugías para que sanaran todas mis facturas. Un año después, pude ponerme de pie con una mentalidad diferente. Emprendí mi vida académica universitaria. Sin embargo, mi pie, al que le llamaba ‘Cachetón’, no me funcionaba muy bien, tenía mucho dolor, infecciones, heridas. Requería cirugías, hasta que 8 años después, cuando vivía en Baja California Sur, tomé la decisión de amputarme (el pie). Vino un cambio fuerte en mi vida”, nos explica.

Ella entró a un período de introspección para decidir qué haría con su vida. Finalmente, en CDMX los médicos le amputaron su pie y en el Instituto Nacional de Rehabilitación continuó con los ejercicios necesarios para seguir adelante. Ahí le abrieron una enorme oportunidad: el deporte adaptado.

Siempre había sido una atleta de corazón, nunca fue sedentaria. Su padre y su hermano son apasionados de los deportes, especialmente del basquetbol y ella les hacía equipo.

“Nunca me imaginé en el deporte adaptado. Nunca me imaginé que éste me abriría las puertas, las alas y mucho más. Desde el momento del accidente inició mi resiliencia. A final de cuentas, ha sido un proceso muy fuerte. No solamente tuve una amputación parcial de pie, tuve fracturas en todo el cuerpo, cambió mi movilidad, cambió todo mi cuerpo, estaba todo lleno de cicatrices. La resiliencia se fue generando en toda mi vida”, nos detalla.

Yao en Costa Rica conoció a especialistas ortoprotesistas de Ottobock y pudo volver a correr después de 17 años de la amputación

Irónicamente, la amputación de un pie la obligó a abrir su mente a retarse por sus capacidades, no por lo que le hacía falta. Aprendió no sólo a verse de diferente manera, sino a amarse y aprender a estar consigo misma.

“Me enfrenté a la ‘soledad’. Aunque no estaba sola porque siempre estuve acompañada de mi familia; sin embargo, cambió por completo mi entorno, mi actividad. Aprendí a estar conmigo misma. Comenzar a escucharme, hacer mucho análisis, platicar conmigo, saber cómo me estaba sintiendo, fue muy complicado. Pero eso me permitió ir cambiando mi visión del mundo”.

Yao conoció el equilibrio en su vida, Incursionó en el basquetbol adaptado, aprendió la coordinación entre una silla de ruedas, un balón y el cuerpo. Además, le ayudó comprender que junto con otras personas podría llegar más lejos.

“Ya conocía el basquetbol, sabía jugar convencional. ¡Me convertí en la número 1 chocando contra paredes, porque no podía! Pero ese reto me cautivó. Después la convivencia con personas y todo tipo de discapacidades, había muchos puntos en común, estábamos buscando hacer cosas diferentes en la vida. Estas personas no solo son compañeros de juego, son de mis mejores amigos y mi familia”.

Hoy, cuando ella juega basquetbol con su silla de ruedas o su prótesis, logra hasta volar: ”Yo le llamo volar porque no brinco, aunque es correr, movilizarte, jugar en equipo, es maravilloso. Las sillas tienen dos ruedas frontales, dos laterales y una o dos traseras, pueden ser de cinco a seis ruedas las que me movilizan”.

Yao dejó atrás aquella tragedia, la convirtió en una oportunidad para ser mejor, superarse a sí misma e inspirar a otros. Acaba de participar en el Running Clinic Costa Rica 2024, el multimedallista paralímpico alemán Heinrich Popow fue el entrenador para 15 atletas latinos, les compartió sus secretos. Yao volvió a sentir el viento en el rostro al correr, logro que le llevó casi dos décadas tras el accidente.

“Mi ‘patita pirata’, como le llamo, no solo me permite caminar, puedo trotar, trepar, jugar, puedo hacer todo. Recientemente, después de 17 años, acabo de correr, de una manera diferente impulsándome con todo mi cuerpo. ¡Es maravilloso! ¡Sentí la velocidad! Fue tan grato el sentir el viento en la cara y la energía de todo mi cuerpo impulsándome. Es maravilloso”.

Yao como seleccionada nacional de basquetbol, solicita a las autoridades del deporte que contemplen becas y acceso a modernas prótesis para los atletas paralímpicos. Es muy costosa la tecnología adaptada, las sillas de ruedas personalizadas y muchas veces estos deportistas que tanto orgullo nos hacen sentir en las competencias internacionales, no cuentan con los recursos para conseguirlas, aunque sí desbordan toda la pasión que los impulsa a seguir triunfando en la pista de la vida.

Texto: Adriana Luna / Fotos: Especial

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