La griega María Sákkari quiere ser la mejor tenista del mundo y para ello trabaja todos los días y se exige cada vez más. De los momentos más frustrantes, de los más dolorosos, es de los que más aprende. Cuando va perdiendo puntos o tiene que remontar sets es cuando en su mente trabaja a contrareloj tratando de encontrar soluciones y no caer en desesperación para resolver el juego a su favor.
Su calidad en la cancha como jugadora de tenis, su juego apasionado y feroz, así como también su simpatía con todos los fans que se le acercan para pedirle un autógrafo, le ha permitido colocarse entre las favoritas en este deporte.
¿Qué es lo que más valora en el mundo y cuáles son sus expectativas para el futuro?
Si una pelota de tenis fuera todo tu universo, ¿qué pondrías dentro?, se le cuestionó. Tras pensar en la pregunta unos segundos, respondió sin titubear: «¡Definitivamente lo es! Pero definitivamente le pondría: amor, pasión, todas las buenas emociones y todas mis personas favoritas».
María, como hija de Angelikí Kanellopoúlou y Kostas Sakkaris creció en un ambiente tenístico. El amor por este deporte floreció en ella de forma natural. Sin embargo, cuando externó a su madre que quería ser jugadora profesional, hubo preocupación porque la vida de una tenista no es fácil, además de habilidad y calidad en la cancha también se requiere fuerza interna para soportar la presión y sacrificar su vida personal al implicar incontables viajes alrededor del mundo.
Al recordar ese momento en que decidió convertirse en profesional y debutar con el equipo greco en la Fed Cup (2012) y posteriormente en el Grand Slam de Estados Unidos (2015), se le iluminó la mirada. Pero, ahora si se convirtiera
en madre, ¿cuál sería tu consejo para tu hijo y esas pequeñas Marías que hoy quieren ser como tú?
«Obviamente, no estoy lista para ser mamá, así que no tengo las emociones de cómo reaccionaría una madre. Pero si tuviera que dar un consejo, sería trabajar duro y creer en ti mismo».
Cada encuentro en la cancha es un combate a muerte, cada contrincante es un reto a vencer. Cada set es diferente, se presentan diversos obstáculos a vencer, detalles inesperados que hay que identificar para sacar la casta porque de ahí depende el triunfo, como sucedió en su encuentro con la ucraniana Marta Kostyuk, en un instante se percató que la pelota estaba rota. Sákkari muestra en cada movimiento su fortaleza, no sólo física, también mental.
De hecho reconoce que en las derrotas, en los fracasos es dónde ha aprendido las lecciones más valiosas.
«No es un secreto, pero es parte de mi personalidad superar las pérdidas lo más rápido posible y no decepcionarme mucho. Aunque los últimos dos resultados fueron decepcionantes, miro hacia adelante y veo que tengo una buena oportunidad en este torneo que me motiva y que va a sacar lo mejor de mí».
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