Los cambios en la temperatura, los días muy lluviosos o los calores extremos están impactando el proceso de elaboración de las calaveritas de azúcar, tradicionales durante los festejos del Día de Muertos. Los artesanos no sólo están pendientes de la variación en los precios de los insumos, deben extremar los cuidados en la variación climática para que no se les eche a perder el producto. La calaverita de azúcar es tan frágil como la vida.
“Nos da más dificultad en tiempo húmedo porque no permite secar el producto. Y en calor, es mejor, pero también si hay mucho calor también se ablanda. Debemos tener la precaución de cuidar la temperatura. Estamos optando por hacer la calaverita más gruesa para que tenga mayor resistencia. Hemos modificado el proceso y el cuidado del producto”, comentó Ricardo Muro Sánchez, artesano.
Con el fin de satisfacer la demanda de calaveritas durante la semana de recordar a los fieles difuntos, la elaboración comienza tres meses antes, para lograr almacenar de 10 mil a 15 mil calaveras.
“A veces desde julio y agosto, tengo un nieto en la secundaria y a veces pedimos permiso para que falte y que nos ayude, él aprendió muy bien a decorar. Debemos empezar varios meses antes”.
Durante 80 años son cuatro las generaciones que se dedican a esta manualidad. Agapita Herrera Muñoz, oriunda de Guanajuato, fue la encargada de enseñar a su familia para mantener viva la tradición.
“Inició mi suegra, ella nos enseñó a mi esposa y a mí, nuestros hijos también aprendieron e incluso una nieta es la encargada de la atención al público y de adornar las calaveritas y ponerles los nombres (que piden la clientela). A veces hay que lidiar con la monotonía pero sí le echan ganas”.
Los artesanos que trabajan la figura con azúcar se están enfrentando al incremento en el costo de los insumos, que hasta el momento lo están absorbiendo para no impactar el precio final del producto al cliente.
“De valer mil pesos, ahora ya está en 1,800 el costal de azúcar con 50 kilos. Según el tamaño de la calavera, con costal salen de 70 a 100 cráneos. La comparamos carísima, al doble del año pasado, pero seguimos manteniendo los precios lo más que podamos. Si incrementamos el precio de manera exorbitante, se nos queda el producto”.
La tradición de ofrendas en el altar para los seres queridos que han muerto, incluye varios productos alimenticios como la calaverita, el pan de muerto, el vino y la fruta para el consumo de quienes regresarían a disfrutar de lo que más les gustaba en vida.
Texto y fotos: Adriana Luna
