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De bailarín callejero, a profesional de la actuación

A Olaff Herrera le encantaba hacer performance de breakdance en la Plaza Liberación de Guadalajara, hoy como actor de cine y teatro protagoniza vidas diversas, mientras conquista conciencias, a veces con una mirada.

A Olaff Herrera le encantaba hacer performance de breakdance en la Plaza Liberación de Guadalajara, hoy como actor de cine y teatro protagoniza vidas diversas, mientras conquista conciencias, a veces con una mirada. 

Era solo un niño cuando divertía a su abuela y a su madre imitando a gente del vecindario. Fingían regañarlo, pero se morían de la risa. Hasta llegaron a pensar que era ‘amanerado’ por lo bien que le salían las interpretaciones ‘de las vecinas chismosas’, recuerda. Sin embargo, cuando se le solicitaba que actuara para otros, le daba pánico escénico.

Al crecer, encontró en el baile una forma de expresión, le encantaba presentarse en la calle y en las plazas públicas. Siempre atraído por el arte, en su juventud decidió estudiar la Licenciatura en Artes Escénicas en la Universidad de Guadalajara.

“Yo quería estudiar danza. Era un Neandertal. Pero fui a ver un espectáculo de danza folklórica y dije: ¡no es lo mío! Entonces, vi el programa de estudios de la carrera de Artes Escénicas con orientación en teatro donde había danza contemporánea, ahí sí dije: ¡De aquí soy!”, nos confiesa.

Pero nunca había tenido contacto con el teatro y la falta de tablas era evidente en las presentaciones estudiantiles.

“Yo era el peor de mi clase, de mí todos se reían. Y finalmente, ¡soy el que termina entrando a la Compañía Nacional de Teatro! Fue la actuación en la intimidad del teatro, lo que me dio la confianza. Cada puesta en escena me iba dando seguridad. Siempre me preguntaba, ¿y ahora qué más?”.

Siempre dejando atrás la zona de confort, probó suerte en otros lugares el país. Insaciable búsqueda de nuevas experiencias de vida.

“En Guadalajara cuando tenía 40 obras de teatro hechas y ya había pertenecido a la Compañía Estatal, decidí dar un brinco, vi una convocatoria para entrar al Teatro Rocinante que es el centro dramático en Pátzcuaro, Michoacán. Fuí a hacer el casting y me quedé. Hicimos una obra sobre la migración y la montamos en todo Michoacán”.

Su actuación era tan convincente que con frecuencia las madres con lágrimas en los ojos lo abrazaban y bendecían porque les recordaba a sus hijos que habían migrado y algunos habían desaparecido.

Posteriormente, regresó a Guadalajara para dirigir micro-teatro, pero la intrepidez lo llevó a una audición que le abrió las puertas de la Compañía Nacional de Teatro. En Ciudad de México, Olaff llegó a cobrar 75 pesos por 12 funciones. Es decir, toda una temporada teatral, pero esa tenacidad que le llevó a la Compañía, también le permitió conocer a maestros extraordinarios. Uno de ellos fue Beto Ruiz, quien se convirtió en su mentor.

“El me enseñó desde la técnica (actoral) hasta lo espiritual, lo humano. Con él aprendí mucho. Montamos juntos El Gesticulador, de Rodolfo Usigli. Andábamos todos pelones, fue una gran puesta en escena (2009)”.

“Licenciado Estrella”
Obra: El gesticulador de Rodolfo Usigli 2009
Dirección: Beto Ruiz
Foto: Oscar Lugo

Para sobrevivir en la capital del país, Olaff tuvo que incursionar en diversas profesiones, pues necesitaba comer aunque fuera dos veces al día. Aprendió el arte de la cocina japonesa. Así que entre una chambita y otra, podía mantener su pasión por la actuación.

“De alguna manera era como una cima para muchos de los que nos encanta hacer teatro, estaban las vacas sagradas de la actuación en México. Compartí escena con Angelina Peláez, Luis Rábago, Arturo Beristain, Julieta Egurrola, los primeros actores de México, los grandes maestros y grandes directores. El oficio me va llevando a diversas experiencias. Yo no sabía que de estar bailando en la calle por hobby o pasión, iba a terminar actuando”.

El apasionado de la actuación veía las discusiones irracionales: “si eres actor de cine no puedes hacer teatro, cine o televisión. Simplemente como actor no te puedes cerrar a conocer todos los lenguajes, son diferentes totalmente. El teatro te da una base muy sólida con los recursos que utilizas, no tienes la fotografía tienes en una película o la locación que tienes en una serie o una telenovela. Estás entre cuatro paredes negras, con iluminación y escenografía, lo demás te lo tienes que imaginar”.

“Berny”
Obra: La fe de los cerdos de Hugo Abraham Wirth 2011
Foto: Danae Kotsiras
Dirección: Luis Manuel Aguilar “Mosco”

Con una trayectoria de casi dos décadas como actor, Olaff aprendió que esa imaginación adquirida en el teatro, es lo que ahora le permite trabajar con tecnologías de filmación en pantalla verde creando atmósferas que después se ven con IA. Prueba de ello es la más reciente serie Cada Minuto Cuenta, donde Olaff interpreta al camarógrafo que acompaña a una aprendiz de periodismo en su narración de la mayor tragedia vivida en México, el sismo de 8.1 grados ocurrido el 19 de septiembre 1985. Ahí se comprueba como muchas veces con una sola mirada del actor hacia la pared, se logra la penetración hasta el corazón del espectador.

“Como actor de teatro tienes que crear una atmósfera. En el teatro, tú llevas al espectador a un lugar a través de la imaginación, tu mirada y tu corporalidad. En la televisión tienes muchos recursos, cuando te enfrentas a una pantalla verde enorme ¿cómo haces para dimensionar una tragedia tan grande como lo fue el temblor de CDMX? Solo con la imaginación”.

Al final de cuentas con o sin digitalización, con una actuación genuina se transmite la esencia humana: “Es interiorizar, profundizar, vivirlo y habitarlo para proyectarlo en la mirada… ‘El teatro nos hace recordar que estamos vivos’, decía el maestro Luis de Tavira”.

Con la sabiduría del dramaturgo, en una época de nuevas tecnologías aplicadas al séptimo arte, los verdaderos actores abren la escena a un mundo, ese que está ávido de cambio.

“Metodio” Obra: El Circulo de cal /Compañía Nacional de Teatro 2017 dirección: Luis de Tavira / foto: Sergio Carreón

Cocinero
Obra: círculo de cal

Texto: Adriana Luna / Fotos: Cortesía Olaff Herrera

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