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Su interés por el cerebro lo llevó a la eminencia médica

El doctor Ignacio Domínguez desde los 5 años sabía que sería neurocirujano, hoy es una eminencia médica.

El doctor Ignacio Domínguez desde los 5 años sabía que sería neurocirujano, hoy es una eminencia médica.

Ignacio tenía unos cinco años de edad y ya estaba convencido que sería neurocirujano. No tenía ningún doctor en su familia, pero desde pequeño curaba a sus amiguitos cuando se caían jugando. Hoy es una eminencia médica. Sigue investigando el cerebro porque sólo sabemos un 10% de su funcionamiento.

“¡Tenía cinco años y yo ya sabía lo que quería hacer! Estábamos en la playa y había dos o tres peces muertos pequeños, agarré uno y con una piedra empecé a abrirlo. Ahí dije: ‘yo quiero abrir cabezas’. ¿Por qué cabezas? No lo sé. Fui creciendo y en la secundaria estaba convencido que quería operar cerebros”

Conocemos sólo 10% de la función cerebral Crédito de foto: Pixabay

“Pero si quería hacerlo yo no podía tomar alcohol, yo veía a los borrachitos como se ponían y veía que temblaban. Entonces si quería operar cerebros no debía beber alcohol, no puedo temblar al hacer una cirugía. Esa convicción la tenía desde niño. Estudié hasta que logré mi objetivo”, nos explica el doctor Ignacio Domínguez.

Teresita, su madre, también recuerda que “era un niño muy tremendo. Sus vagancias eran inteligentes. Siempre su idea era la medicina. Él siempre cuando los niños se caían iba y los atendía. Era muy amiguero. Dios le dio esa inteligencia y la aplica en beneficio de mucha gente. Es muy entregado. Sus manos están benditas, yo se las bendigo a cada rato y le pido a Dios que lo ilumine: ‘sus manos son tus manos, él es elemento tuyo’. Hay una foto de él en cirugía, acompañado de una presencia (divina)”.

Lograr su sueño no fue nada fácil, Ignacio estudiaba la especialidad de Neurocirugía cuando sufrió una de sus principales pérdidas, la de su padre; sin embargo, de esa experiencia dolorosa tomó las fuerzas necesarias para terminar su capacitación académica.

Teresita recuerda que su hijo, siempre empático, atendía a otros niños cuando se caían. Esta convencida que cuenta con apoyo divino

“Siempre es difícil (lograr) lo que quieres hacer en la vida. Yo no puedo decir que hice sacrificios, ir a una fiesta para mí no era un sacrificio, no tomar con los amigos para mí no era sacrificio. Cuando tú quieres algo de corazón, te dedicas a eso y no importa lo demás. Ha sido una serie de retos, pero todo se ha logrado porque tienes la convicción, si tú no te sales del camino que tienes trazado, lo logras”, sostiene con seguridad.

¿Qué tenemos en el cerebro? ¿Cuánto lo conocemos? Fueron preguntas directas para el neurocirujano con más de 30 años de experiencia.

“¡Buena pregunta! El cerebro es muy complejo, su función es muy compleja. Ningún estudio en el mundo ha logrado saber toda la potencialidad que tiene el cerebro. Sabemos que es el órgano más importante porque es el que regula todo el cuerpo, pero ¿hasta dónde el cerebro tiene la capacidad de crear, de ir más allá? ¡No sabemos!”

“Conocemos del cerebro y sus funciones probablemente un 10%, pero todo lo demás lo desconocemos. El cuerpo humano es una máquina maravillosa, es una máquina en la que cada célula es una maquinita, es un engranaje, cada célula tiene que funcionar perfectamente bien y en conjunto con los demás. No puedes aliviar a alguien si solamente actúas tú, tienes que conjuntar muchos talentos, habilidades y mucha gente para dar una atención multidisciplinaria. Es la filosofía que tenemos en el equipo”.

Ignacio también fue diagnosticado con disautonomía y desde entonces se ha volcado a estudiar el padecimiento y ayudar a otros.

“Tenemos la Clínica de Disautonomía, alta especialización, bien protocolizada entre psicóloga, nutriología y neurociencia. Hace 20 años me diagnosticaron disautonomía, yo no sabía lo que era. Me nació la inquietud de hacer algo para los pacientes que la tienen. Hay médicos que no creen en la disautonomía, yo me he dedicado a investigarla. Es de las pocas clínicas a nivel nacional”.

El doctor Ignacio es conocido por su generosidad y empatía. Actualmente trabaja en artículos médicos de investigación relacionado a la metodología quirúrgica y de recuperación de los pacientes que atiende.

Recientemente abrió la Clínica Sinaptikon en la que además de contar con un equipo profesional en distintas áreas de la medicina y nutrición, incluye asesoría financiera para que los pacientes y sus familias no tengan que vender su patrimonio para poder acceder a una cirugía de emergencia. Primero hay que salvar la vida del paciente, en la hora dorada para garantizar más posibilidades de recuperación.

Esta historia comenzó con un sueño profesional del doctor Ignacio y esa idea le ha acompañado por años, tener un lugar para atender a pacientes con cirugías que van de: columna de mínima invasión, endoscópica cerebral y de columna vertebral, vascular y endovascular, base de cráneo y pediátrica. Pero con tratamiento integral con una clínica especializada para: stroke, disautonomía, psiconutrición, enseñanza e investigación.

“Falta mucho por hacer”, sostiene el empático profesional mientras inspira a otros médicos, a estudiantes y a sus pacientes.

Textoy fotos: Adriana Luna

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