Pedro Cota es un joven emprendedor de origen sinaloense, cambió la fama como modelo y el éxito económico para ser maestro de educación básica. Se ganó el apodo de “Maestro Miel”.
“Tengo ocho años viviendo en Guadalajara, vine a buscar oportunidades de trabajo y aquí me quedé. Egresé de mis estudios en Magisterio en Los Mochis, Sinaloa me vine acá. Trabajé como mesero, como modelo para comerciales. Hice el examen, concursé para mi plaza (de maestro) y me la gané”.
Desde su primer trabajo como profesor supo que nada sería fácil, tenía que probar para sí mismo que la docencia era su vocación.
“Me mandaron a un pueblito, en San Sebastián El Grande, Jalisco, ahí estuve dos años. Había mucho frío, era peligroso. Me acuerdo que agarraba dos camiones, un tren y una moto taxi para llegar a la escuela. Muy agradecido, un tiempo muy lindo, dejé ahí gente muy linda”.
Su padre le dio ejemplo de laboriosidad en una empresa dulcera, y su madre como ama de casa le enseñó lo que significa crecer en un hogar donde abunde la comprensión y el amor, sus hermanos fueron compañía entrañable. Ahora está lejos de su familia pero los lleva siempre en el corazón.
“Nos sacaron adelante y todo lo que soy hoy se los debo a ellos”, dice categórico el Maestro Miel. La familia ha sido el valor que lo motiva para levantarse cada día. Sabe que algunos de sus alumnos disfrutan de un hogar cálido y afectuoso, pero hay otros que carecen de él, así que Pedro se convierte en ese lugar seguro que ellos necesitan para fortalecerse y desafiar su presente para conseguir un futuro mejor”.
En los diversos Códigos Penales en el país hay de todo en tipos de abusos sexuales, sanciones a agresores y reparación del daño. Esto provoca diferentes interpretaciones, no hay homogeneidad en ordenamientos penales. Lamentablemente sigue dominando la impunidad.
Cuatro de cada diez víctimas de violencia sexual que aparecen en averiguaciones previas en México tienen menos de 15 años. Siete de cada diez personas que figuran como víctimas de delitos sexuales tiene 30 años o menos. La ocupación más frecuente de las victimas es estudiante (25.63%), según datos del Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).
¿Cómo hacer que los niños aprendan a respetar su cuerpo y protegerlo?, esa pregunta le daba vueltas en la cabeza.
“En el plan de estudios de la nueva escuela mexicana abordaba el cuidado del cuerpo, pero de una forma muy superficial. Me puse a pensar cómo lo podía realmente ayudar a los niños a cuidarse de una manera más profunda. Me puse a investigar, no había mucha información sobre el tema. Encontré una canción de una campaña del Ministerio de Educación en Perú, de 1991. Retomo la canción, la hice más pequeña y con un lenguaje simplificado para los niños, así surgió, se me hizo una canción muy sencilla, pero con un mensaje muy fuerte, muy positivo”.
Hoy el profesor Pedro es un influencer en toda Latinoamérica. Le escriben padres de familia y niños agradeciéndole sus videos en redes sociales con lecciones de Español, Matemáticas, Ciencias, etc. Recientemente una madre sudamericana le expresó que gracias a la canción Yo sé cuidar mi cuerpo, su pequeña le reveló el abuso sexual que sufría por parte del abuelo.
“El que se haya viralizado (la canción) me da mucho gusto porque dentro de esa búsqueda que hacen los niños en el celular (redes sociales) se pueden encontrar un mensaje positivo para su propio cuidado, bien entrenaditos. ¡Y si la sociedad piensa que los niños no tienen voz, aquí estoy yo para dársela!”.
El profesor Pedro estudió una maestría en Psicología y terapia con enfoque gestacional, asimiló el poder que tiene la música en el cerebro de los niños.
“La música es el mayor conector emocional que podemos tener, nos evoca muchos momentos de vida. A los niños les encanta cantar y bailar, ¡qué mejor que aprendan jugando! Es una metodología que incluyo en todas las dinámicas escolares, en la enseñanza. Me ha funcionado mucho. La música es fácil de aprender y se vuelve atractivo”.
El «Maestro Miel» está por cumplir nueve años en las aulas y cada día confirma que ninguna otra profesión le genera la satisfacción enorme de influir en las futuras generaciones.
“Todas las personas que tienen a su cargo a niños tienen que estar receptivos a cualquier situación que puede pasar y estar alertas, porque la omisión es culpable de muchas cosas. Este trabajo es de muchísimo amor, trabajo y automotivación. Eso me ha ayudado mucho, el pensar en los niños, el saber que estoy haciendo algo por ellos. La mejor enseñanza siempre es el amor. Con amor todo se puede”.
Todos los días estos niños que van a la escuela en una colonia popular en Guadalajara, le enseñan a Pedro el significado de amar, de ser resiliente. Cuando está a punto de soltar la toalla ante momentos de decepción, recuerda que la educación siempre es una inversión a largo plazo.
“Son niños ahora, después cuando sean grandes se van a acordar de la semillita que estoy sembrando en ellos, o quizás no. No puedo dimensionar el granito de arena o el aporte que le estoy haciendo a sus vidas. Las emociones de los niños son muy importantes”
“Me preocupa su bienestar emocional. Todos tenemos las cinco heridas de la infancia, pero si ellos ven la escuela como su lugar seguro porque en muchos casos su hogar no lo es, qué padre que tenga la oportunidad de aportar a su propio bienestar físico y emocional. Qué se sientan felices en la escuela, que vengan a aprender y con la motivación de estar cómodos y protegidos. Estoy sembrando una semillita que va a florecer algún día”.
Texto y Fotos: Adriana Luna
Carmen Gonzales
enero 31, 2024 at 9:40 pm
Me hace inmensa mente feliz saber que hay alguien que se preocupa por los niños son tan indefensos Dios lo guarde siempre y a sus padres por tan gran hijo felicidades ❤️❤️❤️❤️