Ian Emmanuel recibía burlas y discriminación en la escuela porque ‘no era normal’, ‘no era como los otros niños’, soñaba lo ‘imposible’: convertirse en químico farmacobiólogo, como su mamá. Logró la hazaña a pesar de todos los obstáculos, incluso una pandemia mundial.
El niño de tan sólo 13 años de edad, un genio mexicano, no sólo logró su sueño ser el genetista más joven del mundo ahora va por más. La Universidad de Guadalajara acaba de entregarle su título tras certificar su capacitación en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), ya cuenta con la Maestría Internacional en Biología Molecular y Citogenética, emitido en Cataluña, España. En enero comienza su doctorado en una universidad norteamericana que lo becó.
“Yo le digo a los niños que no hay nada inalcanzable, siempre deben tener disciplina y amor a lo que hacen. Así van a alcanzar todos sus sueños. Desde pequeño me apasiona la hematología, la biología molecular, la química, genética. A los niños les digo que no pasa nada con ser diferentes, tienen que buscar su propio camino, su felicidad, lo que ellos quieran”, nos dijo.
Ian enfrentó tratos rudos y burlas por parte de algunos compañeros y maestros universitarios porque ‘estaba un sitio que no le correspondía’. El niño genio, recibió acompañamiento de su madre Sandra Santos, sus maestras, la coordinadora de su carrera, directivos universitarios e incluso el rector porque “la UdeG sí está preparada para recibir a un niño genio”.
Poco a poco el pequeño fue ganándose el cariño de quienes le rodeaban en el CUCEI, se pasaba horas y horas en la biblioteca, ‘¡ya hasta tenía su pase VIP!’, dijeron las encargadas.
Ian mientras se colocaba su toga y birrete temblaba, no sabía si de frío o de nervios. Bromeaba mientras le tomaban el video del recuerdo y movía los ojos de un lado a otro. Cuando pasaron los chicos de La Tuna, la Rondalla del CUCEI, se puso a bailar al ritmo de su música. Un niño travieso y divertido.
Aunque otras universidades internacionales buscaron a Ian para que estudiara con ellos, el niño se aferró a graduarse como “cachorro” de los leones negros. En el inter transformó mentalidades de compañeros y profesores, se modificaron procesos -por ser menor de edad- y que tras certificar sus conocimientos pudiera recibir el título universitario.
“No todos saben la realidad, fue muy difícil, muy complicado llegar a este momento, por eso es tan satisfactorio. Para Ian es un logro, le dijeron: ‘no puedes. Es absurdo’. Ahora cambian las reglas, es el graduado más joven en 230 años de historia de la Universidad de Guadalajara”, nos confió su madre Sandra Santos, que desde hoy también es su colega, porque ambos se graduaron como químicos farmacobiólogos.
Ian en especial agradece a sus papás y a sus abuelos “estoy infinitamente agradecidos con ellos, por su amor incondicional. Son parte fundamental de mi vida y de todos mis logros. Quiero continuar mis estudios, ahora es el doctorado en Biología Molecular y Genética, en una universidad de Estados Unidos”.
Es un niño con energía interminable, le encanta jugar futbol y videojuegos. Sus maestras con casi tres décadas en la docencia universitaria, jamás habían guiado a un niño, lo que les significó un reto:
“No había habido un caso así, jamás. Gente brillante sí, pero niños, no. Ya vienen más y los esperamos. A pesar de la edad, Ian tiene mucho talento. ¡Hay que creer en las nuevas generaciones!”, subrayó su maestra Norma Espino Rojas.
“Fue un reto adaptarnos a cómo él aprendía, pero es muy ávido en recibir conocimiento y habilidades. Definitivamente fue un reto, enfrentarnos a una personalidad no madura porque era un niño, y nos demostró su madurez, convicción y resiliencia que tiene. Logró asimilar toda su preparación”, añadió la profesora Claudia Elena González.
El rector del CUCEI, Marco Antonio Pérez Cisneros reconoció que no estaban acostumbrados a tratar con niños genios.
“Tu caso es tan especial y tan único que no teníamos precedente. Tú eres la única persona que a los 9 años ha entrado a un programa de licenciatura. Hoy es un día histórico y no sólo para ti, para toda la escuela y para la Universidad. ¡Nunca se te olvide traer bien puesta la camiseta de la UdeG!”.
Sus amigos y familiares le llevaron globos y regalos. En su discurso de graduación, Ian enfatizó que los niños tienen derecho a soñar. “Puedes soñar con ser doctor, ingeniero, astronauta o químico. No imaginas que con 9 años puedas ingresar a la máxima Casa de Estudios de Jalisco, la Benemérita Universidad de Guadalajara. ¡Yo lo soñé! Y este día puedo contar mi historia y cambiar la historia de otros niños y jóvenes que también sueñan en grande, en imposibles. Hoy puedo decirles que los sueños se cumplen”.
Texto: Adriana Luna / Fotos: Adriana Luna y Cortesía U de G
Sandra Santos
enero 2, 2024 at 5:33 am
Que hermosa nota, muchas gracias Adri Luna