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Rafael Zamarripa y la música en el corazón

Un compás de arpa arpas y violines es suficiente para que el maestro Rafael Zamarripa, de 81 años de edad, sonría y comience a mover el pie o el dedo índice de su mano derecha. Toda su vida ha sido una obra de arte.

Un compás de arpa arpas y violines es suficiente para que el maestro Rafael Zamarripa, de 81 años de edad, sonría y comience a mover el pie o el dedo índice de su mano derecha. Toda su vida ha sido una obra de arte.

En el vientre materno, antes de nacer ya existimos, nos movemos y bailamos al ritmo del corazón y esa música termina hasta el momento de morir.

“La música entra por el ritmo. El ritmo es el corazón. Es el primer ritmo que escuchamos: el corazón (de nuestra madre). Es el ritmo que no dejamos de oírlo hasta el día en que terminemos nuestra estancia en esta frecuencia”, nos comentó.

El director de danza nacido en Guadalajara sostiene que el cuerpo humano tiene su propio lenguaje y es un don aprender a comunicar usándolo:

“La naturaleza nos ha dado un cuerpo para mover, para girar, para echar maromas, para poder expresar con él. La naturaleza es sabia, nos dio un lenguaje que vamos haciendo con herramientas de movimiento. Es un don para encontrar comprensión del espectador. Cada vez tenemos más facilidad de decir lo que queremos. Si la naturaleza te dio un cuerpo tú tienes que aprovecharlo y dar secuencia y consecuencia a los movimientos”.

Para Zamarripa bailar es libertad, belleza y arte, todo junto; pero debe ir aderezado con un elemento indispensable: la pasión por México.

“Bailar es aprovechar que el creador nos dio una maravillosa voz para poder cantar, pero no poquito, quedito o bajito. Nos dio la fuerza para cantar con energía, con fuerza y coraje, con toda la pasión. El arte que hagamos no cumple su función si no volcamos pasión y entrega total. No podemos hacer las cosas tibias, ni los huevos tibios son buenos… Es la tradición de tus antepasados, es reconocer el momento en el que te dan ganas de gritar con toda el alma: ¡Viva México!””.

¿Por qué es importante enseñarles a los niños el baile, la danza desde temprana edad?

“El futuro de México y el futuro de cualquier país que tenga un dirigente con sabiduría tiene que recurrir a las artes, cualquiera que estas sean: la música, la danza, el canto”, asevera convencido.

Rafael Zamarripa Castañeda nació en Guadalajara, el 8 de febrero de 1942. Francisco, su padre, fue zapatero y Luz María, su madre, pianista. Rafael Zamarripa es amante de todas las artes: literatura, música, baile, pintura, escultura y más.

En 1963 se graduó de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, ahí estudió Pintura. En Italia, aprendió: escultura, fue alumno de Sandro Taglioni. Se capacitó en distintas técnicas en Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos.

Entre su legado destaca la obra, “El niño sobre el caballito de mar”, símbolo oficial de Puerto Vallarta, Jalisco. También el escudo tridimensional de dos leones parados a los costados de un árbol y que es el símbolo de la capital tapatía. Él hizo la escultura de la Plaza Fundadores y la de Beatriz Hernández en el corazón de la ciudad, además de la escultura de José Clemente Orozco, en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

En Ciudad de México se integró al Ballet Folklórico de Amalia Hernández. En 1964 se convirtió en director general, coreógrafo, escenógrafo y diseñador del vestuario del Ballet Folklórico de México.

En la Universidad de Guadalajara fundó la Escuela de Danza en 1966 y fue promotor de la cultura mexicana en distintas giras internacionales del Ballet Folklórico universitario.

En la década de los 80 se mudó a Colima y fundó el Grupo Folklórico universitario y continuaron las giras por Latinoamérica, África y Europa.

En 1994 fue el cerebro y columna vertebral artística del Primer Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería, en Guadalajara. En 2005 fue presidente del Concilio Internacional de Organizadores de Festivales Folklóricos.

Un grupo de ex alumnos que pertenecen a diversas generaciones de la Universidad de Guadalajara piden que se le entregue el Doctorado Honoris Causa por su aportación a las artes y el reconocimiento que hace el mundo a la cultura mexicana. Rafael Zamarripa les enseñó disciplina, arte, responsabilidad y pulió su pasión por México, ya que encabezó diversas giras para que en todo el mundo se mostrara la gallardía de los charros, el talento de las voces mexicanas y de la belleza musical de los grupos de mariachis.

Hoy, el Mariachi es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (UNESCO) y todo el mundo enloquece de alegría cuando un ballet folkórico aparece en el escenario mostrando la belleza de sus mujeres y la gallardía de sus charros, vistiendo de gala y derrochando talento musical que muestra la cultura de México.

Texto:  Adriana Luna

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