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Pintar imágenes en movimiento con mirada de mujer

Ari Quezada de niña soñaba con estudiar diseño, arquitectura o ser pintora, sin imaginar que sería una de las mujeres pioneras en Guadalajara fungiendo como camarógrafa de televisión. Este 6 de junio cumple 17 años en el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión.

Ari Quezada de niña soñaba con estudiar diseño, arquitectura o ser pintora, sin imaginar que sería una de las mujeres pioneras en Guadalajara fungiendo como camarógrafa de televisión. Este 6 de junio cumple 17 años en el Sistema Jalisciense de Radio y Televisión.

“Un pintor se muere de hambre”, le dijo su padre cuando Ari externó su sueño de convertirse en pintora. Sin embargo, Ari se sentía muy atraída a las imágenes, a las fotografías, al arte. Cuando estudiaba preparatoria nada le impidió ingresar al taller de fotografía, ahí se convenció que estudiaría la Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Además, su tía Guadalupe Quezada, era monja, pertenecía a la misión de las Hermanas Catequistas de Jesús Crucificado y se había graduado de esa misma carrera en la UNIVA.

“Ella fue mi ejemplo a seguir. Fue una religiosa muy avanzada para su tiempo, tocaba la batería y el acordeón, era piloto de carreras, le gustaba producir obras de teatro. Fue muy visionaria”.

En su familia, prácticamente ella fue la ‘diferente’, tiene una hermana psicóloga, otra es chef y su hermano es médico biólogo, su madre ama de casa y su padre ingeniero mecánico electricista. Posterior a su graduación, Ari durante una década estuvo laborando para el Arzobispado de Guadalajara fungiendo como productora de radio. Es en la administración gubernamental panista cuando ingresa a trabajar a la televisora estatal (2007).

“Me dijeron sólo hay un puesto y es como camarógrafa ¿te animas? Sé que sabes editar y reportear. Yo dije: ¡va! No lo pensé dos veces. Entro de camarógrafa, y, ¡de ahí pa’l real, me apasionó mucho mi trabajo! En aquel tiempo llevábamos cámaras grandes, pesaban unos 15 a 20 kilos entre el tripie y la cámara. El sistema de la cámara era muy diferente, la pantalla te daba en blanco y negro, tenías que saber bien cómo calibrar la temperatura y la luz sino te salían las imágenes amarillas o azuladas”, recuerda con emoción.

Pero no todo pintaba rosa, Ari se enfrentó a los techos de cristal, superó momentos frustrantes tan sólo porque era mujer.

“Unos hombres, especialmente de la vieja guardia, me retaban. Recuerdo una ocasión que me tocó cargar una cámara grande, un compañero me topó en el pasillo y me dijo: ‘a ver si puedes’. Yo contesté: ‘sí voy a poder’, aunque por dentro pensaba: ‘te voy a demostrar que sí puedo, y te voy a callar, para que se te quite’ -recuerda sonriendo-. Resulta que las imágenes me quedaban bien, y les daba más coraje”.

Otro aspecto de su físico que supo aprovechar fue su estatura. “Me tocaron compañeros grandotes, torotes y fortachones que estaban en otras televisoras como camarógrafos, entonces lo que hacía era aprovechar que era chaparrita y me colaba rápidamente entre ellos para quedar delante del entrevistado. Unos compañeros sí veían con agrado mi trabajo y me daban tips para facilitarlo. Y más porque veían que otros no me querían, sólo porque era mujer”.

Ari tiene claro que “jamás me podré comparar con la fuerza de un hombre, pero tenemos otras capacidades, somos más cuidadosas con el equipo. Por ejemplo, a algunos se les hace fácil aventar el equipo, una mujer lo cuida. Cuando se hacen reportajes especiales o historias de vida, necesitas con las imágenes tocar sensibilidad del televidente, tienes una visión más selectiva, haces tomas de los ojos, las manos, si hay un abrazo para un niño, ese tipo de imágenes, que los hombres por ser más prácticos se les van”.

Han pasado 17 años de carrera profesional y Ari ha dado la bienvenida a otras compañeras camarógrafas.

“Me da mucho gusto. Se han tardado. Yo sé que muchas intentaron ingresar pero por la grilla no aguantaron, me lo han comentado. Y cuando yo escucho que compañeros hablan mal de una mujer, yo la defiendo, ‘¿por qué hablan mal, en qué te afecta?’. Y claro, los comentarios: ‘seguro ya estuvo con tal y cuál’. Digo, ¿por qué siempre piensan eso? Me da gusto ver que hay más compañeras. Incluso en los eventos o en universidades, hay niñas y adolescentes que se acercan y me dicen: ‘qué padre tu trabajo’, ‘yo quiero ser como tú’. Siempre les insto a que no tengan miedo, que se animen. El miedo es el peor enemigo de un ser humano”.

Ari Quezada es feliz estando detrás de cámara mostrando por televisión su visión del mundo. Pintando con imágenes en movimiento la realidad del Jalisco contemporáneo.

Texto Adriana Luna

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