Juan Carlos nació en Honduras y en su juventud decidió subirse a “La Bestia” para llegar a Estados Unidos. Una noche fría, su mano se le entumió y no pudo sostenerse más, al caer, el tren le mutiló una mano. Tras su recuperación supo que México sería su país destino. Hoy sobrevive haciendo artesanías con hojas de palma, así como su abuelo le enseñó, hace figuras de flores y animales, con este trabajo mantiene a su esposa y sus hijos mexicanos. Es feliz.
Miles de migrantes fueron obligados por la violencia o la pobreza a dejar su pueblo natal en América Latina y arriesgar su vida en el trayecto hacia Estados Unidos. Los niños han escuchado hablar de un sueño de bienestar en el “Norte” y van tras él. Sin embargo, durante esas rutas suelen enfrentar situaciones tan adversas, que los marcan. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) busca proteger la integridad de estos infantes, que muchas veces viajan solos. Se han implementado diversos programas para alimentarlos no sólo físicamente, también en su imaginación, ingenuidad y creatividad con juegos, canciones y literatura.
“La niñez migrante fue sacada de cualquier tipo de confort, de todo tipo de bienestar y normalidad. Son niñas, niños y adolescentes que están en una situación novedosa, algunos ya lo intentaron y regresaron, pero en general son jóvenes que salen de una situación difícil y entran a otro. Están en una enorme condición de vulnerabilidad. En la OIM sabemos que son niños que crecen muy rápido porque la vida les obliga a madurar prematuramente en las rutas migratorias”, explica Alberto Cabezas Talavero, coordinador de comunicación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, de la ONU).
Las narrativas sobre migración deben cambiar a positivo, hay que ver a estos niños y adolescentes como personas inteligentes y que traen una historia muchas veces complicada y otras veces inspiradora. Cambiando la forma de contar historias de migración se puede ayudar a erradicar el discurso xenófobo o hasta mensajes de odio que se replican en redes sociales, simplemente porque la persona tiene un origen diferente u otro tono en el color de piel.
“Hay que intentar llegar a ellos como a cualquier otro niño, con juegos, cuentos e historias que les hagan amar la vida. La literatura es un mundo de historias, muchas de ellas van a juntarse con la experiencia atípica para un niño. Hay historias increíbles de niños migrantes que pueden quedarse en México o lograr su ingreso a Estados Unidos. México es un país de origen, tránsito, destino y retorno de personas migrantes. Hay personas que van de paso, pero hay otras que se quedaron a rehacer su vida, población venezolana, haitiana, etc. Estamos viendo más complejidad en el fenómeno migratorio y buscaríamos que la gente reaccione con más comprensión, curiosidad e interés por saber quiénes son estas personas, más que con un rechazo de entrada porque eso hace que se deriven comportamientos extremos en violencia y otras situaciones que no queremos ver”, añadió Cabezas.
En el mundo hay 281 millones de personas migrantes, representa el 3% de la población. La cifra crece. La población indocumentada es la que viaja por rutas inhóspitas y se pone más en riesgo, puede ser fácilmente extorsionada o vulnerada en sus derechos, explicó el representante de la ONU, de origen español.
Se pretende que la población en general empatice con los migrantes, para ello, se han generado videos interactivos y de realidad virtual buscando que la gente conozca esas historias y acompañe al migrante en la ruta, puede pasar la noche en un refugio e incluso presenciar situaciones difíciles que se viven.
Durante la pandemia de COVID-19 en México y en otros países del mundo, los migrantes recibieron rechazo al verles inicialmente como vector de contagio. Hoy se busca cambiar la percepción generalizada, que los migrantes sean vistos con empatía. La desaparición de personas migrantes es un fenómeno real.
“México tiene algunos temas muy fuertes, como la atención a la niñez migrante y la desaparición de personas migrantes en las rutas de este país. ¿Por qué? Porque hay delincuencia organizada y muchas personas migran de manera indocumentada. Lo que vemos es: gente que sí va lograr llegar a su destino, gente que se lo va a pensar (mejor) y radicar en México, mucha gente seguirá en tránsito. Y lo más nuevo, es ver gente retornada, es decir, que iba a Estados Unidos pero queda varada y no sabe qué pasará, mientras tanto hay que atender sus necesidades”, finalizó Alberto Cabezas.