En el Taller del Chucho un niño de madera puede cobrar vida o un perro puede andar en bicicleta. ¡Aquí la magia se alimenta de la creatividad, el talento y la imaginación! Los jovencitos ilusionados arriban de distintas partes del país y hasta del extranjero para aprender animación.
El monstruo tapatío, el multipremiado cineasta Guillermo del Toro fue principal impulsor del proyecto, le bautizó como ‘El Taller del Chucho’, haciendo alusión a la cultura natural de lograr conocimientos, crecimiento y el triunfo: ‘trabajar como perros’. El sueño del creador de Cronos, el Laberinto del Fauno y la Forma del agua fue concretar un espacio donde germinaran los talentos. Que los jóvenes mexicanos tuvieran un sitio para aprender y desarrollar su talento, sin tener que abandonar su tierra y su familia, pero que si lo hacen sea para abrazar una lluvia de oportunidades.
Con su rebelde Pinocchio, Guillermo del Toro ganó otro premio Óscar y se expande el boom del stopmotion, que es la forma artesanal de la animación. Al Taller del Chucho llegan nuevas propuestas cinematográficas y más oportunidades para que el talento local sea reconocido en el mundo de la cinematografía. Ese sueño de Guillermo se vuelve realidad. Siempre estuvo convencido, junto con otros ‘locos’, que el mundo tenía que conocer el nivel de animación que se crea en Guadalajara, Jalisco y México.
La directora del Taller del Chucho, Angélica Lares subraya que la búsqueda titánica es que “este espacio genere desde casa: talentos, artistas, proyectos propios, coproducciones. Nuestro reto como estudio es retener este talento. Nosotros no estamos cerrados a sólo stopmotion, estamos explorando trabajar en 2D y 3D incluso en el mismo stopmotion podemos tener técnica mixta (artesanal y digital). Hay diferentes formas de contar historias. Sí estamos viviendo una época especial para el stopmotion y tenemos que saber aprovecharla. También es una burbuja, pero los verdaderos amantes del stopmotion siempre van a estar, nosotros tenemos que buscar que la animación siga en este espacio con diversas técnicas”.
Hacer animación es un reto monumental. “Tener la idea, hacer los puppets, conseguir dinero, los espacios, el equipo, hacerlo cuadro por cuadro. ¡Pero es super gratificante! Quienes podemos hacer animación nos sentimos afortunados. Con todo el avance tecnológico, herramientas, inteligencia artificial se vuelve más válido tener esta opción de hacer animación artesanal, cuadro por cuadro. Siempre hemos sentido que el stopmotion ha estado a punto de la extinción total, pero de pronto llega Pinocchio y confirma que la gente aprecia una película cuadro por cuadro. Ven el valor de mucha gente apasionada, el talento que hay detrás y todos los detalles. ¡Yo amo la animación en todas las formas!”, explica el director, productor y guionista, René Castillo.
El Taller del Chucho oferta diversos cursos de animación para niños y adolescentes, enseñándoles principalmente a confiar en ellos y que no están locos, que esa pasión que sienten por los personajes animados, los dibujos y el cine, sí puede ser su profesión en la vida.
