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Pablo, ultramaratonista mexicano fuerte, tranquilo y capaz

Vencer al cuerpo con la fuerza de la mente, llevarlo hasta el límite humano para crecer a un espectro inexplorado gestando a la par una nueva persona capaz de sobrevivir al dolor y al peligro. Ser ultramaratonista. Recorrer más de 252 kilómetros en 35 horas.

Vencer al cuerpo con la fuerza de la mente, llevarlo hasta el límite humano para crecer a un espectro inexplorado gestando a la par una nueva persona capaz de sobrevivir al dolor y al peligro. Ser ultramaratonista. Recorrer más de 252 kilómetros en 35 horas.

Pablo, tapatío que desde pequeño vio como ejemplo a sus padres Alejandro y Sofía, él nadador y ella corredora. Así que Pablo jugó tenis, natación y todo deporte que se pusiera enfrente. En el 2020 decidió viajar a España para estudiar Negocios Digitales.

Para ordenar sus pensamientos comenzó a correr. Se le cruzó por la mente correr 80 kilómetros, pero fue más allá, su primer reto fue recorrer 120 kilómetros por la Costa Brava. Después 250km en Islandia, una carrera autosuficiente, es decir sólo una mochila de supervivencia.

Comenzó a correr hace un año, pero de pronto se imaginó como ultramaratonista en Fire+Ice Ultra. ¿Por qué no? Se autocuestionó al conocer a Millán Ludeña, conferencista de ‘Metas que asustan, aventuras extremas’.

“No me le despegué. Me platicaba sus hazañas deportivas mientras me cuestionaba ¿cómo el cuerpo humano puede lograr esas hazañas? Entonces me pregunté, ¿cómo lo puedo hacer? Me metí a Internet y me encontré con la ‘Carrera más difícil del mundo’. Me salió esta en Islandia, temperaturas bajo cero, vientos de 80 y 90 kilómetros por hora, autosuficiencia. Seis días, tú cargas todo en tu mochila, vives limitado. Me decido, le cuento a mis papás y me apoyan, justo un año antes de la carrera, tiempo para prepararme”, dice el joven que se convirtió en el primer mexicano en cruzar la meta, y además, obtener el tercer lugar general.

Jamás se imaginó que cada entrenamiento y cada experiencia de vida era llevado a una gran bodega que le darían las herramientas para salir triunfante de un desafiador reto: como ultramaratonista recorrer 252,58 km en seis días, con tiempo de 35 horas y 42 minutos, quemando 32,668 kilo calorías.

Pablo sostiene que la hazaña pudo lograrla solo con su equipo profesional: Millán fue su mentor, quien le presentó a su entrenador Joaquín López (el mejor corredor de Latinoamérica), nutrióloga Paz Estevéz, Pedro su físico terapeuta, Luis su psicólogo deportivo y Daniel su doctor deportivo. Su compromiso, conocimiento y guía le permitieron convertirse en el primer mexicano en cruzar la meta de la carrera más difícil del mundo, el pasado 31 de agosto 2024.

“Fui el primer mexicano en cruzar la meta del Fire+Ice Ultra en su historia. Todo el proceso antes de la carrera es pesado, entrenas como deportista elite. Yo no soy un atleta de tiempo completo, estudio, trabajo y entreno. Ahora ya me gradué, pero sigo trabajando. Buscaba tiempo entre mis estudios y el trabajo para poder entrenar 20 a 22 horas  la semana, tres horas al día puro entrenamiento físico, más el entrenamiento mental”, explica.

El joven de 23 años explica que correr no se trata sólo de entramiento físico, también es un entrenamiento mental: “le das alimento a tu diálogo interno, no es una motivación externa, mucha gente se pone los audífonos, tienes que aprender a motivarte desde el interior. En la carrera viví de todo: hambre, dolor, frío, casi hipotermia, alucinaciones por el cansancio. Siempre hay un punto en el que tu vida está en riesgo. Cuando sobrepasas el límite humano, el lóbulo prefrontal se desactiva, se apaga, para dar paso al instinto, operas en el subconsciente. Ya no estás lúcido para tomar decisiones, tienes que entrenar tu subconsciente entre meditaciones y demás, en momentos críticos”.

Pablo tenía en su mochila bolsitas de comida con notitas fechadas para consumirse y nutrir el cuerpo: “no puedes complicar tu mente, porque tu cuerpo está en cansancio extremo. Esta carrera me hizo quemar más de 30 mil calorías, perdí más de 4 kilos en 5 días. Cada día te vas sintiendo más débil, vas viendo cómo bajas de peso, mentalmente va impactando. No duermes, dormitas y te levantas para correr otros 50 kilómetros con 8 kilos de peso en la espalda por la mochila”.

En estas carreras sobrevivir es el objetivo. Sin embargo, Pablo se coló al tercer lugar general en su primer ultramaratón.

“Aprendí que necesitamos desafíos para descubrir nuestros límites, y necesitamos límites para descubrirnos a nosotros mismos. Sólo hay una versión de nosotros cuando existe un esfuerzo extremo. Los límites son ilusorios”.

El ultramaratonista mexicano cuando sentía que ya no podía más, leía una carta que se autoescribió en seis partes, como si ya hubiera terminado la carrera.

“Hubo momentos en la carrera, en los que ya no sentía mis manos, ni mis pies. No pude comer ni poner agua en mi boca dos horas, ahí aluciné, vi a un conejo blanco que al acercarme no existía. Comprendí que era una alucinación. Estaba en medio de la nada, corriendo totalmente solo, ahí es mantener la calma y autoconvencerte que eres fuerte, tranquilo y capaz… Al vislumbrar la meta, con la espalda destrozada por estar corriendo con la mochila, pero me cuidé los pies, comencé a lagrimear, pensando y sabiendo que mi familia estaba ahí, lo que quería era llegar, abrazarlos y compartir la meta con ellos. Es mi logro más impresionante. Lo que te plantees, lo logras si te atreves a desafiar los imposibles. No podemos pasar por la vida dejando que el dolor nos dicte qué no podemos y qué sí podemos hacer”.

Tras lograr su desafío y abrir la puerta a más mexicanos ultramaratonistas, hoy como nunca abraza su mantra de vida: “¡Yo puedo! Porque soy fuerte, tranquilo y capaz”.

Texto: Adriana Luna / Foto: Cortesía Pablo Gómez

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