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Ricardo Zárate ¿Puede un acosador cambiar?

Acoso escolar
¿Puede un acosador cambiar?

¿Puede un acosador cambiar?

El acoso escolar ha tomado dimensiones inesperadas provocando incluso suicidios, que en realidad serían homicidios. Hace unas décadas el terror escolar permanecía durante las horas de clases, pero al estar en casa había cierta percepción de protección. Era una válvula de escape para la víctima. Sin embargo, hoy el terror no es sólo en el plantel educativo, ha penetrado hasta el lugar más íntimo:  la propia habitación.

Ricardo Zárate sufrió bullying cuando era escolapio, por ello se decidió a escribir el libro Karen Matricula 56220 pero desde un ángulo poco explorado, el del agresor.

“Yo me preguntaba: ¿por qué me molesta? ¿qué pensará?¿cómo verá el mundo? Al escribir este libro me replantee estas preguntas. La historia de Karen comenzó a darme respuestas. Ella es una acosadora juvenil de tiempo completo, un día se ve involucrada en un acto hostil que se viraliza, y, se percata de la gravedad de sus actos, quiere cambiar pero no sabe cómo. Es una acosadora bastante sui géneris porque no vive en un ambiente hostil, al contrario, sus padres son muy amorosos y le han dado todo y  más”, explica el autor.

Karen al ver las consecuencias de sus actos toma conciencia del daño que está provocando a la gente que la rodea. Es en ese momento cuando conoce a una niña, recién llegada a la escuela, es a una genio matemática, que tiene todas las características para convertirse en una víctima potencial pero sucede lo inesperado: la conquista en otro nivel.

“Karen se siente atraída por ella. Esa amistad, tan improbable, surge entre ellas. Ese cariño es lo que la lleva a cambiar. Esa amistad las lleva a enfrentar situaciones tan duras como la muerte y la enfermedad, pero también conocen el poder transformador del amor y la amistad. Propongo la amistad como antídoto a estas situaciones de abuso y maltrato”.

Zárate recién recibió el premio Gran Angular, tras su abordaje con esta historia, a temas como: el duelo, la muerte, el amor, el acoso, las redes sociales. Logrando transmitir valores humanos y sociales que fomenten la construcción de un mundo mejor.

“Siempre he considerado que quienes viven situaciones de maltrato tienen la dura tarea de sanarse a sí mismas. Y para hacerlo, hay que: perdonarse, aprender a amarse y evitar juzgar. Cuanto te juzgas a tí mismo o a otros, lo que haces es reprimir el amor”.

Por todo ese proceso de transformación atraviesa la protagonista de la historia. Le arranca sonrisas al lector, mientras le deja en la mente una esperanza de que el cambio puede ser real.

“Leer debe que ser un gozo. Un libro es una pieza de entretenimiento. Cuando uno se enfrenta a estos temas en la literatura, uno esperaría narraciones o historias desgarradoras, trágicas, sombrías y yo quise hacer algo diferente. Al colocar a Karen en una historia muy peculiar, lo que intenté fue un abordaje divertido, pero consciente de lo delicado que es el tema. Quería que también fuera una experiencia gozosa leer la novela y que dejara reflexión al lector. Los libros generan conversaciones”.

En las generaciones actuales, las relaciones interpersonales se han modificado, suele valorarse más un ‘like’, que una muestra de cariño real. Así que el autor se echa al hombro la responsabilidad de retomar el valor de los amigos verdaderos.

“Revalorar la amistad que hoy en día está perdiendo fuerza por el abuso de redes sociales. Nos volvemos perezosos, adictos a la inmediatez, sobre todo las redes sociales funcionan con una fotito, una publicación para que te generes juicios duros e injustos sobre una persona, no te invitan a conocerla como es. Las redes sociales se volvieron herramienta para el bulleador: no me interesa verte, ni escucharte”.

¿Puede la literatura llegar al corazón y motivarte a ser empático, generar puentes de entendimiento con personajes?

“Hemos perdido esa búsqueda por el contacto humano que nos dignifica y nos da fuerza. La novela busca ser una historia inteligente, proveer al lector buenos momentos y si da para conversar sobre el bullying y poder tener una mirada compasiva, que nos humanice, nos enternezca. Estoy convencido que leer ficción es un ejercicio de empatía, que el flujo de amor entre humanos no se interrumpa”.

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