Desde hace 130 años en todas las misas de la Catedral de Guadalajara resuenan las notas musicales sacras del órgano Merklin, el más antiguo del Occidente del país. El edificio de la religión católica más emblemático de la ciudad tiene más de cuatro siglos, y fue en 1892 cuando recibió el órgano procedente de Francia, mismo que fue elaborado por piezas alemanas.
“El órgano es el instrumento más complejo que existe. En la actualidad, los órganos de otros templos como El Expiatorio, los sistemas que lo activan son digitales, tarjeta y computadora. En este órgano todavía tenemos sistemas análogos, estamos hablando de un sistema electromagnético. Todavía es convencional”, nos explica Miguel Arcángel Sandoval del Toro, músico, cuidador y organista religioso desde hace más de cuatro décadas.
En los últimos 35 años se han brindando conciertos internacionales de música sacra, con este complejo instrumento. Es uno de los grandes tesoros de la Catedral tapatía y se le cuida con extrema atención.
“¡El peor enemigo de un órgano es que le meta mano una persona que no sabe! Como en todas las máquinas, por ejemplo, un coche si le mete mano alguien que no sabe, le quema la computadora en el primer intento. Así también un instrumento y más si es tan complejo como este. Es muy fácil echarlos a perder, un mal cuidado en una grieta, un vitral quebrado que permita la entrada de agua. Son muchas cuestiones que le afectan, hay que estarlo cuidando de roedores, polillas”, añade.
Este órgano ya sufrió los estragos de un descuido, en los años 60, cuando le afectó la polilla. Las obras de conservación fueron inspeccionadas por el presbítero Manuel de Jesús Aréchiga, que fue el fundador de la Escuela de Música Sacra, del Arzobispado de Guadalajara. Como él estudió en Italia, trajo a maestros italianos expertos en órganos para la rehabilitación.
“Este órgano tuvo una historia poco triste porque le afectó la polilla, fue cuando vinieron expertos italianos. Tiene dos partes el instrumento, primero fue hecho en Alemania y luego Italia intervino en la rehabilitación y le dio conservación, ahí fue cuando se le agregó un 50% más de sonido. El órgano original era tipo sinfónico, ahora es polifónico. En él se pueden tocar todas las obras habidas y por haber, de cualquier tipo antiguas y modernas”.
Antes de que llegara este órgano a la Catedral, se contaba con otros dos órganos más pequeños, que fueron llevados a la Basílica de Zapopan, lamentablemente desaparecieron, ya no existen. Se cuenta extraoficialmente que fueron desbaratados y usados como leña. En los diversos templos religiosos deben cuidarse todos los instrumentos y alargar su vida lo más que se pueda.
“Es muy fácil estar renovando la historia. Parece ser que no entendemos de lo valioso de conservar un instrumento musical con historia. En Guadalajara, el Arzobispado siempre se ha preocupado por conservar los instrumentos y tener gente al cuidado. Yo soy segunda generación, recuerdo estar aquí aprendiendo de mi padre desde que tenía cuatro años de edad. Mi padre (Moisés Sandoval Lizardi) desde los siete años fue niño cantor de Catedral. Mi hija ya es la tercera generación en el cu8idado del órgano. Esto es muy bonito.”, enfatizó el organista.
Eduardo
enero 16, 2024 at 7:28 pm
Tres generaciones chupando de la mitra, y viéndoles la cara de guaje a los curas