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Lupita Soto, mujer que inspiró a tres generaciones

Para Salvador y Familia García

María Guadalupe Soto Montoya, nació el 12 de marzo de 1939, en el municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, “Pueblito dónde se ama con un cariño sincero”.

Para Salvador y Familia García

María Guadalupe Soto Montoya, nació el 12 de marzo de 1939, en el municipio de Lagos de Moreno, Jalisco, “Pueblito dónde se ama con un cariño sincero”.  El amor de dos campesinos Refugio Soto y Gerarda Montoya dio como fruto una abundante y unida familia: Guadalupe, Victorino, Soledad, María del Consuelo, Lidia, María de Jesús, Antonio, y María Félix (los cuatro últimos ya fallecidos). Entre ellos se consideran un regalo de vida, no una hermandad.

Guadalupe vivió su niñez en la Hacienda del Ahíto. Su infancia fue un almacén lleno de recuerdos. Era el tiempo en donde los valores iniciaban en casa: el respeto a los padres, el valor de la integridad, la honestidad eran prioridad. La palabra era invaluable. Las tradiciones familiares eran lo más importante. En aquella época los hombres valían por su trabajo y por su palabra de honor. Es cierto, con frecuencia había escasez económica, pero era mucha la riqueza familiar.

Con el paso de los años, las penurias del campo y la explotación de los hacendados persistía, no sólo en Jalisco sino en todo el país. A pesar de la Reforma Agraria, la pobreza se negaba a dejarlos, y ya entrados los años 50, Refugio y Gerarda llevaron a su familia, buscando mejor suerte para sus hijos, al poblado de Lagos de Moreno.

sus padres y hermanos

Lupita ya era casi una adolescente. En la flor de su juventud, ahí conoció al amor de su vida, Salvador García Becerra. Se enamoraron profundamente y se casaron en 1958. Lupita y Salvador procrearon a 10 hijos: María del Refugio, Juan Carlos, Salvador, Rosa María, Irma, Graciela y César, todos vivos, así como tres niñas que fallecieron.

Ella en sus pláticas, con la picardía que le caracterizaba solía decir: “Con sólo verme con esos ojitos, me embarazaba … (risas)”. El cariño y el humor con el que se trataban era un argumento contundente del amor tan grande que se profesaban.

Lupita y Salvador durante 25 años vivieron momentos difíciles con pobreza y otras dificultades, pero enfrentaban cualquier reto con amor y pudieron vencer las adversidades juntos. Él trabajaba como maestro albañil, para llevar el sustento a casa; mientras ella, se encargaba de las labores como ama de casa y madre dedicada por completo al cuidado de sus hijos. Así la familia unida logró salir adelante, sin perder la calidez del hogar.

Sin embargo, en 1983, el destino le hizo una mala jugada. De forma repentina, le arrebató de su lado al amor más grande. Salvador dejó de existir en inesperado un accidente automovilístico. De un minuto a otro, Lupita quedó en viudez, y así, con el alma destrozada se esforzó al máximo por sacar adelante a cada uno de sus hijos. Aunque sabía que desde ese día algo se apagó en ella, como pudo, dirán que con su ignorancia y las escasas fuerzas que le quedaban para seguir, siempre leal a su esposo y con base a sus recuerdos, se enfocó en cuerpo y alma para sacar adelante a sus hijos. Cerró de por vida las puertas al amor, su amado esposo vivía en cada uno de sus niños.

Siempre como una persona entregada a su fe, permaneció en el coro de su Iglesia. Siempre tenía tiempo para dedicarle a la adoración eucarística, a ayudar al prójimo,  a su familia  y las amistades que la necesitaban. Así, ayudando a otros, vivió toda su vida. Ella se mantenía de pie sin importar los ventarrones que le trajera la vida, le encantaba disfrutar cada momento.

Ella quería dejar hermosos recuerdos a sus 24 nietos y 14 bisnietos, ya sea con una canción tradicional de cuna o haciéndoles bailar el “tilingo lilingo”  que entonaba con ritmo y fascinación.

 

Le encantaba contarles cada una de sus tantas aventuras de juventud. Solía darles desde un jalón de orejas hasta un buen consejo para su vida. Esos consejos llenos de sabiduría se valoran mucho. Hoy son un recuerdo cariñoso, pero sobre todo agradecimiento infinito.

¡Lupita era una abuelita alegre y ”Curra” cómo le decía su padre! Lucía cada una de sus arrugas con orgullo, pues en cada pliegue escondía su historia de vida. Amaba las plantas y escuchar el cantar de los pájaros, le gustaba viajar, cantar y bailar, disfrutar de un buen whisky. Disfrutaba apapachar a los suyos con un rico platillo de comida, esos que saben a un “pedacito de cielo”.

Era fuerte como un roble, Lupita sobrevivió perfectamente una pandemia mundial, a pesar de su hipertensión y diabetes. Sin embargo, hace unos días su cuerpo se debilitó. Aunque ya cansada y con pocas fuerzas, prevalecía su alegría indescriptible. Poco antes de despedirse de esta esfera terrenal, le dijo a sus hijas: “vino tu papá por mí”.

El 16 de febrero de 2025, con 86 años de edad, Lupita dejó en su último suspiro miles de bendiciones a todos los miembros de su familia. Hermanos, hijos, nietos, bisnietos la rodearon en sus últimos momentos con amor.

Ella tuvo una muerte tranquila y sin chistar, esa que muchos llaman ‘la muerte dulce’. Sí, dejó una profunda tristeza en los suyos,  pero  sobre todo con gratitud cada uno de sus seres queridos  atesoran los recuerdos y las enseñanzas. Sin lugar a dudas, Lupita dejó un legado de amor y sabiduría.  “Lupita” fue ejemplo de mujer, madre y abuela, de esas que todos quisieran conocer. ¡Una mujer que inspiró a tres generaciones!

Texto: Patricia García / Foto: Cortesía Familia García Soto

1 Comentario

  1. Irma

    marzo 4, 2025 at 10:37 pm

    Gracias Hermosa historia y excelente narración de la gran Madre y mujer que fue mi madre un ser de Luz en esta su vida terrenal … Ahora brilla en el cielo al lado de Dios …. fui una hija muy afortunada de tener unos padres tan hermosos no solo físicamente si no como grandes y amorosos padre un amor tan bonito y sincero profundo que los dos se tuvieron….y Asus hijos nos dejaron grandes valores y … enseñanzas ..que nos hicieron hombres de bien y responsables y mujeres también responsables con nuestros hijos que transmitimos los vamos y todo el amor que ella les dió a sus nietos y bisnietos que gracias a Dios ella pudo disfrutar ,pues su gran amor mi padre Salvador tradendio muy joven …pero nos dejó uns recuerdos muy bonitos fue un padre amoroso y responsable…..por eso mi madre nos decía más feliz no me pudo hacer su padre ..ella lo amo toda su vida ..hasta que vino por ella así nos lo dijo … agradecida con la vida y Dios por esta madre hermosa y linda alegre ,cantadora ….y con enorme corazón ,caritativa , una mujer de mucha fé . .que trsamitia mucha paz ,…yo estoy feliz pues la honrre en vida y disfrute hasta su último aliento … te amo madre tu hija Irma 😚

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