Lupillo oriundo de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, era un adolescente cuando su papá murió, él decidió no ser carbonero como su padre, haciendo ladrillos le pagaban un poco más y podía ayudar a su mamá y a sus hermanos.
No sabía entonces que esa decisión se volvería una herencia para su propia familia, ya que se convertiría en el decano ladrillero e hijos y nietos seguirían sus pasos.
“Mi padre fue carbonero y todos trabajamos en eso y en el campo, de todo. Llegué hasta tercer año de primaria, fue poco, pero algo aprendí. Mi padre murió. No había otra cosa más que trabajar, carbón del cerro, el campo y tengo 76 años haciendo ladrillos. Gente mayor me enseñó y hasta la fecha, aunque ya no hago mucho, pero de todos modos me ocupo. Mis hijos, mis nietos trabajan también en esto, ya no me dejan solo”, nos explica Guadalupe Pacas Flores.
Hoy don Lupe tiene casi 90 años de edad y junto a sus cinco hijos y nietos sigue mezclando barro y paja, encendiendo el horno para la fabricación de ladrillos.
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“Acá me gusta porque es hasta donde aguante uno, ya ve, en otros trabajos luego no nos quieren viejos. No me gustó trabajar en fábricas porque lo traen a uno a su modo, y acá no, acá en los ladrillos se manda uno solo”.
Uno de los municipios que más han crecido en las últimas dos décadas ha sido Tlajomulco de Zúñiga, casi 75%. Grandes residencias fueron construidas con los ladrillos elaborados por él y su familia, lo que le enorgullece. “Es para uno, un honor”, ver esas casonas.
Durante diciembre y enero ladrilleros y autoridades municipales y estatales han acordado que para evitar la contaminación las ladrilleras no encenderán hornos. Ayudando así al mejoramiento en la calidad del aire.
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“Seguimos trabajando normal, sólo lo que no quieren (las autoridades) es que uno prenda el horno, por el humo, pero nosotros le seguimos”.
A sus 90 años, ¿cuál sería el consejo que usted le daría a sus hijos, a sus nietos y a la juventud en general?, le preguntamos a don Lupe.
“Trabajar y trabajar, no hay de otra. Aunque le diré que ya se acabó la gente que trabajaba duro a diario, ya no hay. Es muy diferente, en el mundo, todo ha cambiado”, sostiene el nonagenario.
El 80% de la fabricación de ladrillos en Jalisco es artesanal, desde la preparación de la mezcla, el tirado en moldes hasta el horneado.
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Texto y foto: Adriana Luna / Foto ladrilleras: Especial