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Sexo y placer, ambos con ‘C’

El placer humano tiene muchos rostros y formas. El placer sexual también, pero sólo pocos lo conocen. ¿Por qué? Porque se nos ha enseñado culturalmente a no preguntar, no explorar, no, no, no. En lugar de enseñar las ‘C’ que nos llevan al disfrute en cuerpo y alma.
María tuvo 12 hijos, pero nunca tuvo el placer de disfrutar una noche de amor en su propio lecho, jamás conoció la sensación orgásmica del intercambio energético de la comunión sexual entre dos personas que se aman.

El placer humano tiene muchos rostros y formas. El placer sexual también, pero sólo pocos lo conocen. ¿Por qué? Porque se nos ha enseñado culturalmente a no preguntar, no explorar, no, no, no. En lugar de enseñar las ‘C’ que nos llevan al disfrute en cuerpo y alma.

María tuvo 12 hijos, pero nunca tuvo el placer de disfrutar una noche de amor en su propio lecho, jamás conoció la sensación orgásmica del intercambio energético de la comunión sexual entre dos personas que se aman.

La educación sexual comienza en la tierna infancia, es la primera “C”: Conocimiento. Cuando se nos enseñan los nombres de cada parte del cuerpo. No debería brincarse del ombligo a las piernas.

“Las ‘C’ del sexo es primero el conocimiento. Después el Consenso, aceptar ambas partes y establecer límites. Y el Cuidado, la protección para no dañarte o no contagiarte (de alguna enfermedad). Yo antepondría otra C: la Comunicación. Normalizar el encuentro contigo mismo, inicia al conocer el cuerpo, ese que algún día vas a compartir con alguien más, tienes que conocer las partes de tu cuerpo y sus funciones”, detalla Sol Alcaraz Martínez, especialista en Sexualidad Humana.

En la adolescencia es importante inculcar otras dos “C”: el consenso y el cuidado. Las sensaciones son normales, el cuerpo responde, pero jamás las sensaciones externas del cuerpo llenarán los vacíos internos emocionales. El autocontrol es vital.

“En casa los padres deben hablar con sus hijos de los cambios que van a suceder sí o sí, en el caso de las niñas, la menstruación. Algunas niñas de 9 años tienen su primer período y los padres se lo dejan a la escuela, ahí les van a orientar, pero jamás lo harán con el amor que hay en casa. El cuidado y la defensa del cuerpo se enseña en casa: no exhibir, no permitir tocamientos sin consentimiento se aprende en la infancia, se refuerza en la adolescencia”.

Los adultos se enfrentan a la presión del noviazgo, el matrimonio, la pareja, la maternidad y paternidad. En ocasiones aceptan cada una de esas responsabilidades sin ser su sueño, sin estar preparados, sólo responden a la presión social.

“¿El deseo de tener hijos, puede ser tema de una primera cita? ¡Por qué no! A lo mejor, en la primera cita o en la segunda pueden plantearse puntos básicos de lo que quieres, anhelas o esperas de la pareja. ¡Ahorremos tiempo y sufrimiento! La C, de la comunicación, siempre debe estar en todas las etapas de la pareja”.

Los adultos mayores también pueden disfrutar la sexualidad, porque aquí entra otra “C” complicidad de dos seres completos, con experiencias de vida.

“El placer con seguridad es el mejor vivido. No siempre lo placentero es seguro. No todo lo seguro, ni el ambiente perfecto genera placer. Al no genitalizar la relación sexual, una simple caricia puede provocar la mayor pasión. Ampliar la extensión corporal del placer, el órgano sexual más grande es la piel”, puntualiza.

Este 4 de septiembre es el Día Mundial de la Salud Sexual. En México, la actividad sexual comienza en a adolescencia, incluso personas menores de 15 años. El 97% conoce algún método anticonceptivo, pero más de la mitad no lo usaron en su primera relación sexual.

Texto: Adriana Luna / Foto: Crédito Pixaby

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