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Expertas en panificación, por amor

En plena pandemia (2021), los hospitales de México y el mundo, estaban saturados de pacientes con enfermedades respiratorias. Isaac, por su parte, comenzó con trastornos digestivos severos, por lo que dejó de comer un sinfín de alimentos.

En plena pandemia (2021), los hospitales de México y el mundo, estaban saturados de pacientes con enfermedades respiratorias. Isaac, por su parte, comenzó con trastornos digestivos severos, por lo que dejó de comer un sinfín de alimentos.

Su esposa Julieta amaba su profesión como diseñadora gráfica, mientras que su hija Nitza disfrutaba ser abogada. Un diagnóstico médico les cambió la vida.

Finalmente, a Isaac se le diagnosticó enfermedad celíaca, simplemente no podía comer gluten. El riesgo de daño en el intestino era latente. La familia no tenía absolutamente nada que ver con la industria de la panificación. Todos los miembros de la familia se convirtieron en investigadores sobre nutrición y panificación.

“De la nada diagnosticaron a mi papá con enfermedad celiaca, en plena pandemia, ya llevaba varios años sin poder comer pan con gluten, nada de soya, ni pasta. Mi mamá leyó sobre la masa madre, que con fermentación de larga duración podía ser más digerible y que algunos (con problemas digestivos) la toleraban”, nos explica Nitza.

La cocina de casa se volvió un laboratorio. Julieta y Nitza comenzaron a experimentar con la gastronomía, entrevistaron a tías y abuelas para encontrar algún alimento que fuera digerible, pero especialmente nutricional. Julieta por hobby de vez en cuando cocinaba galletas y repostería, pero esta era una misión diferente.

“Después de mil pruebas, todo un arte hacer este tipo de pan, y por fin le dijo a mi papá: ‘está listo, pruébalo’. Después de varios días nos dimos cuenta que no le pasaba nada y le caía bien. Todos empezamos a probar y nos cayó bien”.

Todos los días elaboraban pan para consumo familiar. Pasaron los meses y surgió la idea: ¿por qué no hacerlo para más personas? Al fin y al cabo, les constaba que el pan era delicioso, nutritivo y digerible. “Le dije a mi mamá: ‘Ya deja de regalar panes, y vamos a hacer un negocio. ¡Se va a llamar como tú!”, recuerda.

Obviamente, Julieta su madre la miró con incredulidad y respondió con un tajante: ¡no! Sin embargo, al explicarle su propósito y el plan del negocio, es decir, un producto que nació de la historia de amor entre una pareja, impulsada por sus hijos y buscando la salud de su progenitor y que al mismo tiempo alimentara a miles de familias mexicanas, Julieta ya no pudo negarse. Así comenzó la pequeña panificadora que distribuía su producto a través de redes sociales.

“La verdad, ha sido un camino increíble. Ver la cantidad de productos que pueden hacerse con la masa madre. Es un fermento que se usa para hacer pan, de forma artesanal, milenaria. (La técnica) que se utilizaba antes de que hubiera conservadores y aceleradores en las masas. Nos dimos cuenta que no solo son hogazas o panes salados, se pueden hacer: roles, galletas, bisquets, hogazas dulces y saladas, focaccias. ¡Un mundo completo de pan artesanal y delicioso!”, añade.

Ambas se volvieron expertas en masa madre y crearon una panadería especializada en productos fermentados con técnicas artesanales totalmente saludables en el procesamiento de este pan.

Ellas ya tenían en su haber otros emprendimientos, en 2016, Nitza se aventuró en un proyecto de bebidas místicas de diferentes partes del mundo. Mientras que Julieta había impulsado una galería en la que al mismo tiempo ofrecía a los visitantes: sándwiches, café y arte. Sin imaginarse que años después, esa experiencia les serviría para crecer su empresa panificadora.

“Ambas dimos varios giros en la vida para llegar a dónde estamos (hoy). Hay gente que nos dice que somos panaderas, nosotros respondemos sonriendo: ‘somos panaderas empresarias’. Ha estado padrísimo, es un proyecto que nos atrae. Con Julieta no solamente vendemos pan, nos hemos vuelto un estilo de vida, ofrecemos además de pan, clases de fermentos y de cocina. Sí hemos logrado hacer una comunidad enfocada en el bienestar. Nos alegra cuando conocemos a los esposos de nuestras clientes porque son los más fans del sándwich hecho con masa madre y romero. Hoy hasta mi papá está involucrado en hacer pan”.

La familia Masri se ha vuelto famosa no solo en México, ahora es buscada por reconocidos chefs internacionales para conocer su técnica de panificación a base de fermentos antiquísimos pero para recetas novedosas que enriquecen la gastronomía y deleitan paladares mientras cuidan la salud.

Texto: Adriana Luna / Foto: Especial

 

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