Foto: Cortesía Ernesto López Mota
Luis Fernando Romero Santillán llegaba a las instalaciones de Núcleo Radio Guadalajara muy temprano, a veces era el primero en abrir la puerta principal y encender las luces. Impecable en su arreglo personal, aunque fuera de madrugada. Con su sola presencia daba cátedra de disciplina y de pasión por el periodismo.
‘El Chief’ o ‘El Lic’ como le decía el resto del equipo, en cuanto llegaba a la oficina, dejaba las llaves de su coche y su termo con café (que le preparaba su esposa Martha) junto a la radio que tenía del lado izquierdo. De inmediato, encendía dos aparatos en simultáneo, la radio y la televisión, ésta última solía sintonizarla en canales de noticias internacionales, en inglés. En su escritorio había una computadora y una máquina de escribir. Teníamos prohibido tocar la computadora.
Y comenzaba a redactar el resumen de noticias para abrir ‘El Despertador 58’, en el que compartía micrófonos con el locutor José Luis Ortiz, ‘Cabeza de Lombriz’. Era un programa completísimo, el radioescucha se enteraba de las noticias en voz de un periodista inteligente, conocedor, crítico. Los enlaces con las noticias generadas por los reporteros: Miguel Jiménez Ibañez, Bety Novelo, Alma Flores y Adriana Luna, que era reportera de espectáculos y telefonista para los radioescuchas. Los deportes eran parte fuerte del noticiario, el equipo estaba integrado por Emilio Fernando Alonso, David Medrano, Adán Vega Barajas, Luis Fermín Anaya y Ernesto López Mota. Había entrevistas exclusivas con los personajes que eran noticia. El operador era Juan Carlos Luna Michel.
En el noticiario era efervescente, el periodismo en serio, pero contaba también con diversión, las bromas del Cabeza de Lombriz hacían el ingrediente perfecto. El noticiario terminaba a las 9 de la mañana, pero el trabajo continuaba con los resúmenes informativos cada hora en la hora: Notiexpress. Las locutoras eran Norma Navarro y Sonia Espínola, en redacción estaban Salvador Ruiz y Eugenia Jiménez, como operadores estaban Hugo Ramírez y Fernando Jiménez. Corría el año 1993.
En ese tiempo estábamos rodeados de personalidades imponentes, por un lado Manuel López Agredano, director general y Luis Fernando Romero, director de Noticias. En la empresa totalmente tapatía se contaba con tres estaciones líderes en su género: Canal 58 ‘La Casa del Futbol’, Súper Stereo ‘La Radio Pirata’ que tenía por capitán a José Manuel ‘Pituko’ López, mientras que Stereo Cien era programada por Jorge Pérez Navarro.
Luis Fernando Romero hablaba poco, en general, pero cuando sentía confianza tenía conversaciones llenas de conocimiento, especialmente de política e historia de la ciudad. Sus bromas eran inteligentes. Solía echarse una que otra carcajada ante las ocurrencias del equipo. Instrucción que daba de inmediato se cumplía, no por temor, ni por complacencia simple, sino porque ‘El Chief’ lo necesitaba.
Con frecuencia con una risilla que se asomaba, ponía a prueba a su equipo de reporteros, encargándoles asignaciones que parecían imposibles. Cuando el profesional traía un buen trabajo, siempre sonreía. Ese era el premio. Él siempre exaltaba las cualidades de su equipo al que defendía férreamente. Si había algún error, nunca exhibía al culpable, aunque después lo agarraba de carrilla. Ese era el costo. Pero siempre exigía aprender la lección.
‘El Lic’ abrazaba sus ideas por completo, incluso a contracorriente, era difícil de convencer. Era amante de los canes. Y un deportista nato, cuando alguna locutora o reportero no alcanzaba a decir las frases completas, ya sea por nerviosismo o porque le faltó el aire, su recomendación era: ‘ponte a correr’.
A Luis Fernando, apasionado por la política y con corazón tricolor, le tocaron momentos informativos claves en la historia de Guadalajara: las explosiones del 22 de abril, el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el triunfo del PAN y la derrota del PRI, el encarcelamiento del general José Gutiérrez Rebollo, entre otros.
Luis Fernando fue el gran maestro de toda una generación de periodistas. Era respetado y querido por todos. Hay muy pocas imágenes de Luis Fernando Romero porque no le gustaba ser fotografiado. En realidad, él era tímido. Cuando platicaba con alguien solía fijar la mirada hacia otro lugar y sólo en unos cuantos segundos volteaba a ver los ojos de su interlocutor. Solía pararse frente a la ventana de la oficina ubicada en los cruces de Avenida Vallarta y Chapultepec, para observar su alrededor. Como haciendo una pausa y disfrutar el instante.
Luis Fernando nació un 11 de julio en Guadalajara, en la tradicional avenida Hidalgo. Estaba por cumplir 79 años de edad cuando acudió a su última asignación, la entrevista más importante de su vida, esa que le permitirá permanecer en la memoria de su creador. Fue despedido por su esposa Martha, sus hijos y sus nietos, el resto de su familia, amigos y colegas. Se respetó hasta el último minuto su deseo, que todos lo recordaran como era: un ejemplo para todos.
Gracias ‘Chief’ por su legado periodístico, por sus aciertos, por su visión, por su confianza, por los aprendizajes. Gracias por haber dado hace 31 años, la primera oportunidad a una jovencita ilusionada con ser periodista y que hoy escribe la noticia de su trascendencia. Gracias por ser un profesional irrepetible.
Texto: Adriana Luna / Foto: Cortesía Ernesto López Mota