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La abuelita feminista

Su misión en la vida siempre estuvo clara: defender a las mujeres vulnerables y exigir el respeto a sus derechos. Irma Saucedo González lo supo desde niña cuando veía cómo su madre, familiares y vecinas michoacanas sufrían el machismo.

Su misión en la vida siempre estuvo clara: defender a las mujeres vulnerables y exigir el respeto a sus derechos. Irma Saucedo González lo supo desde niña cuando veía cómo su madre, familiares y vecinas michoacanas sufrían el machismo.

“Mi padre era la personificación de Pedro Infante y Jorge Negrete, parrandero, enamorado”, nos comenta entre risas. Ella observaba como madre, tías y abuelas toleraban agresiones durante muchos años, así que se determinó a transformar la situación y sólo podría lograrlo con estudios especializados, acuerdos y propuestas político-sociales en altos niveles legislativos y de gobierno.

Irma dejó su tierra natal en México para cursar su licenciatura en Estudios Latinoamericanos (en Estados Unidos), posteriormente se fue a España para estudiar su doctorado en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona. Hoy es académica, escritora y defensora de la equidad de género, pero lo que más le encanta es que la consideren ‘la abuelita feminista’. Desea compartir su conocimiento para crear conciencia entre las mujeres de todas las edades sobre su dignidad y su valor como seres humanos.

“Es a veces complicado para las mujeres reconocer a sus ancestras. Nuestras compañeras italianas son muy buenas, recordándonos que hay que reconocer nuestra genealogía, dando honor a quien honor merece y agradecer la fuerza que nos dieron”.

Durante más de 40 años, Irma Saucedo se ha especializado en el fenómeno de la violencia contra la mujer en Latinoamérica. Su labor ha sido empoderar emocionalmente a las féminas para que primero se percaten de que viven violencia, para después empoderarlas y que tengan el valor de dejarla atrás. Suelen estar tan normalizadas las agresiones en sus distintos niveles de peligrosidad, que ellas no logran identificarlo. Son violentadas una y otra vez, hasta que terminan por perder la vida.

“Es importante sanar y decir, gracias a quienes nos antecedieron por lo que nos dieron. Algo bueno tuvo que haber pasado para que estemos aquí transformando la sociedad”.

Varios organismos implementados para proteger a las víctimas de violencia se gestaron en su cabeza. Irma es promotora de protocolos para atención oportuna de casos violencia sexual y hostigamiento laboral. Como mexicana su representación ha llegado instituciones internacionales, por ejemplo, fue coordinadora del Programa Regional Piloto de Atención a la Violencia Intrafamiliar contra la Mujer, patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo.

Las mujeres son parte importante del fundamento social, por lo tanto, su bienestar físico, emocional, económico y social beneficia a generaciones enteras.

“Nos interesa el bienestar tanto de las mujeres como de los hombres. Creemos que el tema más importante es saber que en la medida en que las mujeres avanzamos, los hombres también. Es importante demostrar que nuestros procesos civilizatorios pueden mejorar cuando luchamos porque las mujeres, o sea, la mitad de la población, tengan los mismos derechos”.

Irma Saucedo reconoce que le emociona recuperar la esperanza de que una semilla plantada por las ancestras y regada por ella, seguirá fructificando a futuro.

“Es muy importante recordar a las jóvenes que esta es una lucha de siglos. Necesitamos apoyar procesos de convivencia y de paz entre los ciudadanos. La única manera en que podemos hacerlo es a través de procesos democráticos que garanticen que nos interpelamos y nos debatimos, pero que nos damos la oportunidad de poner a prueba nuestras propuestas”.

Sus análisis sobre la violencia añeja que ha padecido la mujer latinoamericana en el seno de sus hogares, empleos y en espacios públicos, así como las vejaciones y procesos insensibles e interminables en oficinas públicas que revictimizan a las féminas cuando deciden presentar denuncias por violencia han quedado escritos en diversos libros.

Texto y Fotos: Adriana Luna

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