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Corredor de cien años recarga energía de los cachorros

Don Simón Canela Magallón con cien años y cinco meses de edad, oriundo de Jiquilpan, Michoacán, con gran energía devoraba cada uno de los kilómetros de la carrera Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, acompañado de 10 mil corredores. En menos de una hora ya había corrido 5 kilómetros.

Don Simón Canela Magallón con cien años y cinco meses de edad, oriundo de Jiquilpan, Michoacán, con gran energía devoraba cada uno de los kilómetros de la carrera Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, acompañado de 10 mil corredores. En menos de una hora ya había corrido 5 kilómetros.

Nadie podría imaginarse que ese esbelto hombre, en su primera caminata se quedó parado, petrificado. Pero después, le agarró el gusto al atletismo y ahora nadie lo para: “no me canso, quiero correr como los jóvenes”.

Al terminar su trayecto y recibir la medalla comentó entre risas y ojos pícaros brillantes: “ahora me comí a los leones más chiquillos”.

Presumía su medalla con orgullo, mientras su entrenadora destaca que don Simón es un gran ejemplo de vida porque “aparte de ser una persona que nunca se raja, tiene una perseverancia tremenda y un gran corazón”.

Al final de la carrera se fundieron en un abrazo el legendario león con uno de los cachorritos que participaron en la carrera, su nombre Daniel con 10 años de edad. Don Simón, 90 años mayor, le decía ‘dame tu fuerza para poder seguir’. Mientras que el pequeñito comentó: “me gustó la motivación que nos dio el chavo de cien años para que corramos siempre y cuidemos nuestro cuerpo”.

En la carrera de los leones negros también participó José Ángel, con 87 años de edad, originario de Santa Gertrudis en Tamazula, Jalisco. “Por la perseverancia, me dieron un reconocimiento entre los mejores atletas. Yo digo que: ¡por mis caprichos, lo logré!”.

La familia Arias Jiménez corrió en memoria de don Pedro, quien murió durante la pandemia, para ellos su padre es el ‘león mayor’.

“Cuando nacían los niños de inmediato les compraba su playera de los leones. No trabajó en la UdeG, pero siempre fue aficionado. ¡Somos leones negros de corazón y hasta la muerte como él!”, comentó su viuda Herlinda.

Del grupo de corredores Gacelas de Ocotlán, Jalisco, llegaron Zirahuén y Damián, que funge como su compañero y guía porque tiene deficiencia visual.

“Correr se siente. Mientras lo hagas con pasión. Cuando voy a llegar a la meta, escucho. Veníamos en el kilómetro 8, prefiero mantenerme mientras escucho la algarabía y sé que ya estoy próximo. Con el corazón desde el principio y hasta el final de la carrera. A los jóvenes, hay que tener disciplina y constancia es lo principal, amor a la vida y a lo que haces”, dijo Zirahuén.

Texto y fotos:  Adriana Luna

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