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Tacones rojos, modelo 614

Los tacones rojos le dan emocionalmente a una mujer: empoderamiento, femeneidad, postura, deseos de conquistar el mundo.

Los tacones rojos le dan emocionalmente a una mujer: empoderamiento, femeneidad, postura, deseos de conquistar el mundo.

Georgina Gómez Oceguera lo entendió perfecto desde muy joven, siempre estuvo rodeada de mujeres artesanas y comerciantes apasionados. Así que tras estudiar en el extranjero, emprendió un negocio de zapatos, curiosamente, ese siempre había sido el sueño de su padre (ingeniero químico) que tenía una tenería.

Foto: pixabay

Ella reconoce que aprendió el significado de la equidad, de forma natural, tanto en su hogar como en el de los abuelos; siempre encontró apoyo y ánimo para aprender, desarrollarse y emprender. Su madre María de Jesús se casó a los 16 años con Jorge, quien tenía 19 años. A todos sus hijos les dieron las mismas oportunidades, sin importar el género. Fue ella quien le regaló un aprendizaje vital:

“Lo que hagas en la vida, así sea barrer, hazlo con fé, con alma y corazón. No me gusta barrer, honestamente -risas-. Pero siempre me rige: hacer todo con el corazón. Mi mamá me heredó el amor por lo que hago, el luchar por mi familia contra viento y marea, también ser creativa”, nos dice.

Durante sus estudios de Comercio Internacional (en Suiza) y la retadora convivencia con mujeres de distintas nacionales y extractos sociales, le mostró su liderazgo.

“Fue muy retador, aprendí a mediar entre mujeres con diferentes talentos. Dije: ‘todas somos diferentes, pero ¿qué nos une y coincidimos?’. Aprendí a conocerlas, ver cómo actuaban y por qué. Ahí me reconozco como líder, ellas también, entonces todo se volvió muy divertido y un ambiente muy sano, entre mujeres nos apoyamos en las buenas y las malas. Bromeábamos diciendo: hay que terminar enteras de dientes -risas-, para sonreír a la vida“.

¿En realidad, las mujeres pueden ser amigas sin competir?,-le cuestionamos.

“¡Claro que se puede!¡Nos urge! A ver, las abuelas a todos saludaban en el mercado, eran empáticas, las puertas del hogar siempre estaban abiertas, ¡tenían confianza! Todas las mujeres se juntaban en la tarde a platicar, a jugar canasta, se reían. Pude aprender la solidaridad, todas se ayudaban. Eso es muy valioso”.

Su instinto nato como negociante la llevó a fabricar zapato para dama, el modelo más vendido era el 614.

“Cuando te pones una zapatilla, tu postura cambia, te enderezas, te empoderas. El modelo que más vendí era el 614, era una zapatilla cerrada, tacón alto, con una tira en el centro y con un herraje cromado en plata. Era estilizado, sencillo, elegante y combinable. El zapato rojo te transforma, simplemente te empodera”. 

En las primeras exposiciones a las que acudió la empresaria tapatía le era imposible pagar sola un solo stand, así que decidió compartir el espacio y los gastos con una amiga.

“Ella exhibía zapato colegial, y yo, zapatillas. Mi firma era Gina Gómez, y era en honor a mi padre y mi esencia. Guardo con cariño hasta con lo que boleaba los zapatos”.

El negocio familiar con sólo un cliente, en tan sólo un año ya contaba con 180 clientes nacionales.

Tras la muerte de su progenitor, el escenario cambio abruptamente: “fue como si se hubiera quebrado el tacón y por más que quieras repararlo, ya no queda. El cierre de un negocio es brutal. Cada uno de mis hermanos tuvo que reinventarse, acariciar un sueño propio”.

En la mente inquieta de Gina nació un firme deseo de concretar un gremio femenino, así dio vida a Mujeres Empoderadas, A.C. Es una red de artesanos, emprendedores, microempresarios y directores de empresa que en colaboración, buscan fortalecer a la comunidad entera.

Texto: Adriana Luna (Parte II)

1 Comentario

  1. Pingback: ¡Comerciante seria, a los 13 años! – Adriana Luna

  2. Diana Romero

    julio 13, 2023 at 11:54 am

    Muchas felicidades Gina, por tu liderazgo, disciplina y sobre todo por la alegría y positivismo que siempre compartes.

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