Un lugar de milagros y de transformación. El Hogar Cabañas no nació como orfanato, en realidad era un albergue para ancianos, personas con discapacidad, enfermos, caminantes pobres y huérfanos. Se llamaba “Casa de la Caridad y la Misericordia”.
El obispo Juan Ruiz de Cabañas y Crespo fundó este lugar, de ahí que lleve su apellido. Luego de su muerte en 1824. este sitio se convirtió en un hogar para 600 infantes huérfanos.
El edificio hoy es patrimonio de la Humanidad, la arquitectura de estilo neoclásico corrió a cargo del valenciano Manuel Tolsá y cuenta con 23 patios. Durante la época de la Independencia, se usó como cuartel militar. En 1857 pasó a ser propiedad de la nación y hoy es el Instituto Cultural Cabañas.
La Casa Hogar siguió funcionando, de ahí han salido médicos, arquitectos, maestros, ingenieros, etc. En este lugar se tiene la misión de cuidar a la niñez que se encuentra en vulnerabilidad por orfandad, violencia intrafamiliar y otras amenazas, pero también lograr que se conviertan en hombres y mujeres independientes y funcionales en la vida.
No siempre se es niño, y además, la infancia es muy corta, así que este día ¡es para celebrar! En el Hogar Cabañas se vive en grande el Día del Niño. Los pequeñitos desde enero se preparan para la fiesta. Ellos se encargarán del entretenimiento, incluido un concierto de música, su vestuario y los adornos.
“Nuestros actores y actrices principales son nuestros niños. Ellos desde enero se están preparando para el festejo. Cuatro meses de ensayo en música y en baile, nos van a presentar las canciones con su vestuario, hecho todo en Hogar Cabañas. El escenario espectacular con castillo y todo. Altea se encargará de la iluminación. ¡Será la magia del Cabañas!”, nos comentó la directora del Hogar Cabañas, Rebeca Melgar.
En este sitio no paran las sorpresas, los pequeños reciben instrucción musical con la fundación del artista jalisciense Alejandro Fernández. Ahora también cuentan con una aula STEM diversos benefactores les proporcionaron el equipo para que se les brinden clases de computación y tecnología.
“En el Cabañas trabajamos para que los niños transformen lo que ya les tocó vivir, algo mucho más allá que ese pasado, esa violencia que ya pasaron para que puedan innovar y salir adelante todo el tiempo. Trabajamos un proyecto de vida. ¡Piénsalo, créalo, es tuyo!”, añadió.
Los pequeños cambian, se motivan para crear. Sin embargo, para concretar esa transformación a positivo es necesario que ellos mismos se convenzan de que tienen el poder de hacerlo, “que se la crean primero”.
Por ejemplo, esas lecciones se aprenden con materiales simples como las flores y el trabajo en equipo lo comprenden al mezclar diversos tipos de plantas en un mismo espacio. Así, los niños que tienen habilidades para las manualidades son capacitados para realizar desde ramos hasta grandes y bellos arreglos florales.
Texto: Adriana Luna